Hola a todos y todas:
Gracias por sus visitas a este blog que, para mi, es una hermosa aventura. Espero que estén disfrutando del contenido que, con mucha alegría, publicamos para Ustedes. En esta oportunidad, compartimos la segunda parte de la CARTA A LIGHTNING. Esperamos se motiven a dejar sus comentarios.
El Guaraguao
Además, en mi canto inspirado en ti,
me refiero al valor de la vida y la naturaleza. En el mismo muestro a un humano que, como
muchos que andan por ahí, tiene muy nobles ideales. Sí, como esos de esa sociedad
científica que te cuida y te estudia para que se valore aún más a tu especie.
Aquí también hay personas que nos valoran, pero el subdesarrollo de estas tierras
no deja que mucha gente les entienda. Solo tú y yo, por ser parte interesada, y
uno que otro puñado de humanos, entendemos sus ideas. Es esperanzador saber que
nosotros hacemos la diferencia y que el planeta nos necesita para contagiar a
otros y mantenerse con vida.
¿Sabes? Me dolió mucho oír que un
desaprensivo te había cazado a tu paso por uno de esos países que cruzaste de costa
a costa en tu vuelo increíble al entendimiento humano. Créeme, lloré como la más pequeña e indefensa
de las aves en su nido al pensar que había perdido a un hermano y amigo. Pero en
mis adentros, algo me decía que había de confirmar esa funesta noticia. De manera que, una tarde, cuando volaba por
esa ciudad en que acampaste por algunos días, agudicé bien mi oído y escuché a
uno de esos humanos buenos leer la cronología de tu vuelo en voz alta. ¡Estabas
vivo! Lo que había oído anteriormente era una falsa alarma, solo un rumor. Me alegré tanto que añadí altura y distancia
a mi rutina de vuelo en la mañana del día siguiente. La gran verdad: habías concluido felizmente
tu misión, y tu sociedad científica celebraba
el gran éxito.
Lightning, llegaste a la meta. Yo
también celebro tu éxito, el cual me deja una enseñanza sumamente grande. En
consecuencia, una profunda reflexión me permite concluir que la palabra meta tiene un importantísimo
significado. Sin embargo, es como si
llegaras a la muerte. Parece contradictorio, ¿no? Lo sorprendente es que esa
muerte es efímera. Mi entrañable hermano, impregna de ánimo el hecho de saber
que llegar a la meta es también asomarse a la vida. Al término de la jornada, pones fin a todo
movimiento, a cada paso, a cada esfuerzo para cumplir con la misión específica que
se te encomendó: volar velozmente distancias sorprendentes al ojo humano y de todas
las demás especies de aves y volver a casa con el galardón del deber cumplido.
Al arribar a la meta, de una manera natural, empieza a gestarse otra
misión. El finalizar una tarea es como
cuando una multitud de semillas empieza a germinar bajo la tierra para dar paso
a un nuevo bosque. Así, el inicio de un vuelo es el principio de una vida; el
arribo a la meta, la muerte. El inicio del nuevo vuelo es el renacimiento, una nueva
vida. Este es un ciclo que se repite infinitamente.
Tu amigo y hermano de siempre,
El Guaraguao
San Francisco de
Macorís 2013